12 de Diciembre

Lupita, Lupita, ay Lupita

La veneración a la virgen de Guadalupe es en México una de las tradiciones más arraigadas y causa de gran fervor popular, de tal magnitud que aunque no se profese la religión católica es imposible dejar pasar esa fecha sin reconocer su trascendencia en la vida diaria.

Por más que uno trate de pasar un día común, la desvelada ocasionada por el constante tronadero de cuetes nos lo recuerda. Seguido por la oficina: por más que hoy martes 12 de Diciembre me esforcé en llegar a las 8:05 ¡hoy podíamos entrar a las 10! y nadie me avisó (bueno tengo trabajo y eso compensa) pero la odisea de levantarme nadie me la quita. A las 10 llegó el sacerdote y aunque quise hacerme la occisa frente a la computadora, en medio de tanto devoto guadalupano de cada año, lo más que pude aguantar fué hasta las 10:25 después de 2 o 3 llamados de varios compañeros. Bien valía la pena 1/2 hora de misa por un tamal oaxaqueño, una torta de tamal verde y un delicioso atole de cajeta. Hasta eso la misa al aire libre con un escritorio de oficina cubierto con un mantel blanco como altar y un sacerdote muy alivianado en eso de oficiar no lo hicieron pesado, el sol sí (casi me desvielo); y cuando el padre pidió por los enfermos y los pobres estuve a punto de pedir por mi nómina a tiempo...ruega por nosotros. Barbacoa posterior y convivio de los demás mientras yo aquí trabajo, escucho cuetes desde hace casi 24 horas y escribo este blog. Tengo una suerte para que cada año en días festivos tenga más trabajo de lo normal y con presión de fecha de entrega.

La celebración a Guadalupe es uno de los compromisos de oficina que no puedo evadir año con año desde hace 9, embarazoso al no saberme los rezos, ni comulgar como los demás, sin embargo respeto esa tradición que forma parte de la religión de mis abuelos que no practicaron ni nos inculcaron y de este paradójico país. Narcos, políticos, artistas, profesionistas, obreros, indígenas, etc. veneran el 12 a la virgen, aunque después...

Y para los bebedores constantes el inicio del maratón Guadalupe-Reyes es motivo de alegría. Yo lo que quiero es música para bailar, hace tanto que no bailo.